martes, 17 de enero de 2012

El narrador descalzo

 Terminaba las palabras con la delicadeza de un hacha afilada. No buscaba el calor de los demás cuando hablaba contigo, pero cuando querías cerrar la puerta el calor ya estaba dentro. Hablando suave. Era ciertamente esbelto y de nuez afilada, pantalones estrechos y un camisa gastada de color azul que ocultaba un cuerpo quebrado sobre unos pies descalzos.  Nadie sabia hablar tan claro.

 Me fui acercando desinteresado y le miré a los ojos. Estaba hablando del poder. El poder no tiene inercia. Crece cuando lo tienes y se deja llevar en tus manos. Cuando tus manos se ensucian las guardas en los bolsillos como un niño tímido y rebelde. Despues todo parece mas claro y limpio y el poder te vuelve a llamar como un anillo de hobbit.

Me miró fijamente y se acercó despacio.
-" Por que vuelves?"  Me dijo.
-"No lo se."  Respondí mirandole fijamente.
Saqué las manos de los bolsillos y le di la mano.


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