martes, 24 de abril de 2012

Cual Peggy Olson



Cual Peggy Olson, te veo sentada escribiendo estas líneas, como una secretaria aún por descubrir en la vida agitada del Nueva York de los 50. No se debe a mi capricho, ni a mis deseos más sucios y esquinados, sino más bien a la desdicha de unos patines sin freno y a la práctica deportiva en edad avanzada. Pongo mis palabras en tus manos, así como mis deseos, mis miedos y los nervios que esa cercana intervención quirúrgica me provocan. Sé que no es mucho, que todo cirujano ha practicado previamente tejiendo cientos y cientos de bufandas y jerséis de lana de Angora, pero aún así se me cruzan las piernas. Ahora me doy cuenta de por qué no fui a la guerra. No haber hecho la mili es un factor totalmente secundario. 

Como te decía, volveremos pronto al hogar. Mi aguja-fobia desaforada se convertirá en deporte, y el deporte desaparecerá de mis peores pesadillas. La recuperación de los mercados no fusionará ni mi cúbito ni mi radio, sólo el tiempo y la paciencia me ayudarán a practicar la peineta con todo lo que en mi contra se vuelve y mis sueños espanta.

Gracias por ayudarme a escribir estas líneas, por escribir muy bien a máquina, y todo lo demás que tú ya sabes.

jueves, 12 de abril de 2012

Eufemismos de conveniencia


Por qué hablar de divorcio cuando podemos decir “cese temporal de convivencia”, por qué hablar de recortes cuando podemos hablar de “ajustes necesarios”, por qué decir despidos generales cuando podemos decir ”flexibilidad laboral”. Siempre podremos evitar decir amnistía fiscal, cuando puedes llamarlo  "medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas". Ciertamente, en estos casos la imaginación es directamente proporcional a la mentira y permite a nuestros políticos un ejercicio mental supino de voltereta y pingoleta.  Cada vez es más difícil, a la par que cansino,  ordenar las palabras y seleccionar el oro de la paja,  y aun más si el oro realmente no es oro, ni plata, ni incienso ni mirra. Solo un pequeño garbanzo envuelto en cientos de hojas de cualquier diario alemán. 


Gracias. Agradezco la imaginación, pero también interesa saber cuándo me quieren meter la mano en el bolsillo e incluso el dedo en el ojo. Tampoco me agrada que me traten de tonto más de lo necesario, que para eso ya están los fontaneros con lapicero supra-auricular y los mecánicos que hacen el verano a costa de mis desgracias y mi ignorancia sobre el 99% de los oficios patrios. 

De entre todos los eufemismos algunos destacan frente a los demás. Me encanta el concepto de ‘crecimiento cero’, que viene a ser como un movimiento estático o un italiano sin patillas, en definitiva,  prodigios de la ciencia o la palabra. Por otro lado, también hay otros que, mientras rozan el eufemismo, se convierten en insulto generalizado a la inteligencia social. Me gustaría pensar, señorita Esperanza,  que tiene razón al hacernos creer que el billete de metro no sube de precio, pero aunque mis billetes de metro se disfracen de “forfait”, a más de la mitad de los usuarios el metro les costará más ir a trabajar, siempre y cuando tengan suerte y puedan ir a trabajar. A los demás simplemente les costará más caro desplazarse a sus entrevistas de trabajo.